ERC, JxCat y la CUP se están viendo arrastradas a una negociación agónica para intentar alcanzar un acuerdo para investir a Pere Aragonès como nuevo presidente de la Generalitat antes de que venza el límite para celebrar el debate de investidura el 26 de marzo.
Las dificultades para cerrar un acuerdo entre las tres fuerzas independentistas las abocan a una negociación contrarreloj, a una semana de la fecha límite, aunque ahora mismo no hay la certeza de que el debate de investidura se celebre el viernes que viene.
El artículo 4 de la ley de la presidencia de la Generalitat establece que, dentro de los diez días siguientes a la constitución del Parlament, el presidente de la cámara catalana propone al pleno un candidato a la investidura, después de haber consultado a los partidos con representación parlamentaria.
Eso significa que Laura Borràs, nueva presidenta del Parlament, debería convocar el pleno de investidura como muy tarde el próximo 26 de marzo.
Sin embargo, Borràs abrió la puerta a desplazar la fecha del debate de investidura: afirmó que el reglamento de la cámara «indica claramente que el día 26 debería poder hacerse este debate si hay candidato que disponga del apoyo» necesario.
Borràs, se plantea invocar un informe de los letrados del Parlament de 2018, antes de la investidura de Quim Torra, para dejar en manos de la presidencia del Parlament la posibilidad de no proponer ningún candidato si no tiene los apoyos necesarios.
El fracaso de un candidato a la investidura se consideraba indispensable para activar cuenta atrás de dos meses para investir a un nuevo president y, si eso no es posible, convocar automáticamente nuevas elecciones.
Pero según el informe que maneja Borràs no haría falta esa votación fallida, sino que bastaría un acto equivalente de la presidencia del Parlament, que podría activar la cuenta atrás comunicando al pleno que no hay candidato con suficientes apoyos.
Fuente:EFE