Las negociaciones sobre un nuevo marco fiscal global para las multinacionales alcanzaron un acuerdo «histórico» que establece un impuesto de sociedades mínimo del 15 % y repartirá parte de los beneficios en los países donde se generen, anunció este viernes la OCDE.
El acuerdo alcanzado incluye a 136 países y jurisdicciones, que abarcan más del 90 % del PIB mundial sobre los 140 que participan en las negociaciones, señaló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), coordinadora del proceso, en un comunicado.
El pacto supondrá la generación de ingresos para las arcas de los estados de unos 150.000 millones de dólares anuales gracias al alza tributaria, según uno de los puntos del acuerdo, y la redistribución de otros 125.000 millones de dólares entre los países, de acuerdo con el segundo eje del documento.
El consenso llega tras años de negociaciones internacionales para evitar que las mayores empresas usen paraísos fiscales para evitar pagar más impuestos, y se ha logrado después de que el nuevo Gobierno estadounidense de Joe Biden pusiese fin a años de bloqueo durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021).
Tres países europeos de baja fiscalidad para las empresas (Irlanda, Hungría y Estonia) se sumaron al acuerdo político acordado en julio pasado, aunque Pakistán comunicó hoy su salida.
«El acuerdo de hoy hará que las disposiciones fiscales internacionales sean más justas y funcionen mejor. Es una gran victoria para un multilateralismo eficaz y equilibrado», afirmó el secretario general de la OCDE, el australiano Mathias Cormann.
La reunión virtual celebrada hoy entre los 140 países y territorios que forman parte del llamado «marco inclusivo» formaba parte del proceso para avanzar hacia la creación, por primera vez, de un mecanismo para que las grandes empresas paguen impuestos por los beneficios que generan en cada Estado o territorio, así como una fiscalidad mínima para los impuestos de sociedades
El acuerdo, que la OCDE definió como «histórico», se basa en dos pilares, cuyas líneas generales se trazaron en el consenso de 130 países alcanzado el pasado 1 de julio.
El pilar 1 fija el volumen del beneficio residual de las empresas (el que queda después de que el país donde esté la sede se haya quedado con el impuesto correspondiente al 10 % de la rentabilidad) se repartirá entre los países donde operan las compañías.
La cifra acordada hoy fue del 25 % de ese beneficio residual, después de que hasta ahora se estuviera discutiendo entre un rango entre el 20 y el 30 %.
Esto se refiere a grandes empresas con una facturación mundial superior a 20.000 millones de euros y una rentabilidad superior al 10 %, y el reparto de beneficios se haría entre los países donde cada compañía tiene ingresos superiores a un millón de euros (250.000 euros en pequeños estados).
La aplicación del pilar 1 supondrá la redistribución de unos 125.000 millones de dólares anuales procedentes de los beneficios entre aproximadamente un centenar de multinacionales y empresas muy rentables, destacó la OCDE.
El pilar 2 establece un impuesto de sociedades mínimo del 15 % para las compañías que tengan una facturación de al menos 750 millones de euros.
En su anterior formulación, se preveía «al menos el 15 %», lo que se interpreta como una flexibilización para atraer a los países más remisos, como los tres europeos (Irlanda, Hungría y Estonia).
Esta nueva tasa mínima generará ingresos fiscales adicionales de unos 150.000 millones de dólares en todo el mundo, según la OCDE, que también prevé beneficios adicionales «por la estabilización del sistema fiscal internacional y por el aumento de la seguridad fiscal».
OBJETIVO DE QUE SE APLIQUE A PARTIR DE 2023
La suma de Irlanda, Hungría y Estonia hace que el acuerdo tenga ya el apoyo de todos los países del G20 y de la OCDE.
Además de la salida de Pakistán, siguen sin sumarse al actual consenso otros tres países que ya estaban fuera: Nigeria, Kenia y Sri Lanka, con lo que 136 países y jurisdicciones respaldan esta iniciativa.
Este acuerdo se debatirá en la cumbre del G20 los próximos 30 y 31 de octubre en Roma, donde se estudiarán los próximos pasos para que lo pactado pueda aplicarse ya desde 2023.
Un primer paso será que los países firmen y ratifiquen durante 2022 un convenio multilateral, que ya está en estudio, y que permitirá aplicar el pilar 1.
Ese convenio multilateral evitará el infernal proceso de renegociar y ratificar miles de tratados fiscales al nivel bilateral en todo el mundo, un proceso que podría alargarse muchos años.
El segundo paso consistirá en que la OCDE desarrolle un modelo de legislación para que los países puedan someter a una aprobación rápida las medidas incluidas en el pilar 2.
Efe